El
Estado de Israel es una democracia parlamentaria encabezada por un
presidente, cuyo papel es esencialmente simbólico y de representación.
De hecho, el país lo gobiernan tres autoridades: el poder legislativo
(la Knesset), el ejecutivo (el Gobierno) y el judicial.
La autoridad legislativa en Israel es la Knesset
(como se denomina al Parlamento israelí), que cuenta con 120 miembros
votados en las elecciones generales que se celebran cada cuatro años. La
Knesset promulga leyes, adopta decisiones políticas, elige al
Presidente y al Gobierno y supervisa la actividad gubernamental.
La
autoridad ejecutiva en Israel corresponde al Gobierno, que se encarga
de llevar a la práctica las leyes aprobadas en la Knesset y de velar por
una gobernanza adecuada del Estado. El Primer Ministro es un miembro de
la Knesset a quien el Presidente asigna la labor de formar gobierno y
que cuenta para ello con la confianza de la Knesset. Desde la creación
de este estado, ningún partido ha contado con mayoría absoluta en la
Knesset; de ahí que todos los gobiernos israelíes hayan sido siempre de
coalición.
La
tercera autoridad en Israel es el poder judicial, que se encarga del
mantenimiento de la ley en el Estado. A la cabeza del sistema legal se
encuentra el Tribunal Supremo,
adonde llegan los recursos presentados por las sentencias dictadas en
los tribunales inferiores y que también actúa como Tribunal Superior de
Justicia para las demandas presentadas por civiles contra las
autoridades del Estado. Además del sistema jurídico ordinario o civil,
Israel posee tribunales que las leyes han investido de autoridad
exclusiva en determinadas materias. Entre estos tribunales se encuentran
el Laboral, el Militar y los religiosos (Judío, Musulmán, Cristiano y
Druso), en los que se abordan casos tales como matrimonios y divorcios.
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